Por Pedro Márquez
La larga espera o incertidumbre que los hombres del campo han tenido para poder saber de cuánto será el recorte que se les aplicar en el próximo año, este día podría concluir.
Hasta el día de ayer había un fuerte hermetismo entre los directivos de los cinco módulos de riego de la margen izquierda, quienes estuvieron tomando parte en reuniones con funcionarios de las instancias involucradas en el manejo y distribución del agua.
Lo cierto es que esta información servirá a los productores para que en base a la cuota de gua que les quedara, hagan su propia programación de la superficie a sembrar en este nuevo ciclo, y a su vez, hagan saber a los módulos los mismos datos a la Sociedad de Responsabilidad Limitada –SRL, para que a su vez ella solicite el agua a la CONAGUA.
Con estos datos que se darían hoy o a más tardar el lunes, el Distrito de Desarrollo Rural –DDR-, podrá saber cuanta superficie quedaría sin sembrar, si es que esto ocurre en este ciclo venidero.
Todo esto pone en claro la importancia que tiene la información, la que por cierto aún con la incertidumbre que ha provocado, se daría en tiempo, porque el nuevo ciclo, el Otoño Invierno empieza el primero de octubre, y el recorte de agua, según trascendió se aplicaría a partir del primero de enero y concluiría el último de diciembre.
Lo único seguro que arroja la información escueta que se tiene, es que si habrá recorte y que eso generara reducción en la superficie de siembra.
En la edición anterior Carlos Arturo Carranza, Vigilancia del Canal Revolución en la Directiva de la SRL, hablaba de una importante suma de hectárea que no serian sembradas, y precisó que en su módulo, el 21, de las 6 mil 500 que tiene, incluyendo las polémicas de “fuera de la línea de compactación”, se estimaba que únicamente unas tres mil podrían trabajarse.
Guadalupe Cervantes, agricultor de toda la vida, también hizo estimaciones sobre lo mismo, y consideró que lo menos que no será sembrado en el valle de San Luis, serian seis mil hectáreas.
Son cifras duras que hablan de la seriedad del problema del agua que se tiene, y que podría agudizarse si en la cuenca del tío Colorado, allá donde nace, en las montañas Rocallosas, sigue sin llover.
Esta seriedad del problema preocupa a los campesinos, sobre todo porque hasta ahora están reaccionando por haber los cambio de escala, pues antes el uso número uno era el humano, le seguía el agrícola y después venía el industrial.
En la pasada Administración Federal, la de Enrique Peña Nieto, ese orden cambió y el agrícola pasó al tercer peldaño.
Esto ha venido a perjudicar a los agricultores, porque es a quienes les están haciendo los recortes a través de las diferentes actas, sin contar las medidas que en la infraestructura o parcelas se han aplicado.
Al uso industrial lo castigan a través de las tarifas, principalmente, pero al humano, que es el de las ciudades, por el momento no se ha molestado, y en el caso de este municipio, ni se le corta el servicio a pesar de que muchos no pagan.
Ciudades como Mexicali, les están haciendo la competencia a los mismos productores agrícolas, porque también están comprando derechos a los usuarios que los venden.
Esto es una competencia desleal porque las ciudades si tienen el recurso para pagar los 4 mil pesos que ahora cuesta la hectárea de agua, mientras que el agricultor de menos de treinta hectáreas no.
Lo malo que se ve en la compra de derechos por las ciudades, es la tierra agrícola se queda sin agua, y así no tiene valor.
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