La patrulla fronteriza no se da abasto para vigilar y documentar a miles de migrantes que cruzan diariamente por la zona del río colorado.

Gerardo Ibarra

Miles de migrantes, sobre todo provenientes de Centroamérica, deben permanecer hasta dos días en la intemperie, al pie del muro fronterizo, esperando la intervención de la patrulla fronteriza para la aplicación del protocolo migratorio.

Fuentes de la CBP, indicaron que el personal de la “border patrol”, no se da abasto para intervenir en todos los casos de migración ilegal, en la zona del río colorado.

El pasado jueves, el alcalde de Yuma, Douglas Nicholls, proclamó una emergencia local debido al aumento sin precedentes en el número de inmigrantes indocumentados que están ingresando al condado de Yuma, antes de ser procesados y liberados por la Patrulla Fronteriza.

“El cambio en el movimiento de migrantes tiene un gran impacto en la comunidad de Yuma”, dijo el alcalde Nicholls y explicó que los recursos federales deben aumentar para cumplir con este nuevo nivel.

La Patrulla Fronteriza está luchando por administrar el flujo de personas indocumentadas en la comunidad y en las instalaciones federales.

En los últimos días, ha habido informes de más de seis mil migrantes que cruzan de México a Estados Unidos viajando a través del área de Yuma. El Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza informó que el número de encuentros de migrantes ha aumentado en un 2,647% desde el 1 de octubre.

MIGRANTES LLEVAN LA PEOR PARTE

Los migrantes indocumentados deben sortear ahora, permanecer hasta dos días a la intemperie, al pie del muro fronterizo del lado norteamericano.

“… Cuando cruzamos debemos esperar, hemos dormido dos noches aquí, pero el frío es insoportable”, dijo a Noticias Ruanda Magaña, una madre migrante originaria de Honduras, que permaneció con su pequeño hijo de tres años, esperando el protocolo de la patrulla fronteriza, para pedir asilo humanitario.

Un grupo de 15 migrantes fueron captados del lado americano, recogiendo ramas secas para prender fuego y soportar el inclemente frío que cae en la noche.