Por Pedro Márquez R.
La incosteabilidad de la agricultura en estos tempos, es lo que ha originado que los productores hayan perdido el interés por asistir a las reuniones convocadas por los líderes y, a las asambleas de los organismos y empresas del ramo.
A esa falta de rentabilidad, se le tiene que sumar la fría decisión del Gobierno Federal de quitar todos los apoyos que servían de estímulo a los productores para seguir inmersos en la actividad.
Con esa desaparición de programas de ayuda, los campesinos fueron perdiendo las ganas de sembrar y de asistir a las asambleas donde se discuten y aprueban importantes puntos. No le ven caso acudir a los trabajos si ya no están activos porque prefirieron rentar la tierra.
Todos los programas que al menos ayudaban a los productores un poco, y les despertaban esperanzas de que la situación cambiaria para bien el año agrícola próximo, desaparecieron, salvándose solo el Programa de Energía de Uso Agrícola –PEUA-
Este está vigente porque el borrarlo terminaría con la agricultura, ya que los despepites de algodón, los molinos, pozos profundos, sin duda alguna dejarían de operar porque no habría cultivo lícito que fuera remunerable para pagar el kilowatt sin el subsidio que el programa otorga.
Aún así, el Gobierno a través de la SADER-Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, tuvo que prorrogar en dos ocasiones la fecha de cierre del programa porque no todos los derechosos al subsidio habían hecho el trámite para renovar la ayuda.
Afortunadamente después de llamadas telefónicas, invitaciones personales, y ni se diga por los medios electrónicos e impresos, los 210 beneficiarios se concientizaron e hicieron la renovación, faltando solo aquellos de los pozos que están caídos o averiado el motor o la bomba.
Lo bueno es que esos 210 beneficiaros de pozos agrícolas del plan federal, particular, rebombeos y sistemas de aspersión, principalmente, tendrán a su disposición los 133 millones 463 mil 978 kilowatt con el apoyo diurno de 65 centavos de costo y para el nocturno 56.
Obviamente que no se agotan esa cantidad de Kilowatt porque ni siquiera los pozos del OOMAPAS están considerados, por ser el Organismo un descentralizado que hace negocio con el agua –la vende-, y el programa esta encaminado al beneficio de la actividad primaria.
Esto quiere decir que OOMAPAS tiene que pagar el kilowatt a una tarifa que oscila entre el día y la noche entre los 4 y los 7 pesos, cantidad que es mucho muy superior a los 56 y 65 centavos que les cobra la Comisión Federal de Electricidad –CFE- a la Sociedad de Responsabilidad Limitada –SRL-. Organismo que paga el servicio de esos pozos.
Con el subsidio, en el turno diurno se ahorran 86 millones de pesos, mientras que en el nocturno 75 millones. Todo en el año.
Aquí lo fuerte es que si el Gobierno no tuviera flexibilidad en la aplicación de los programas, muchos de los posesionarios de pozos, perderían el derecho al subsidio porque no hacen el trámite dentro del plazo otorgado inicialmente.
Con los números expuestos, se entiende el por qué el actual Gobierno que vino a desaparecer los apoyos al campo, dejo el PEUA.
Sin ese apoyo la agricultura con riego de agua de pozo no podría practicarse, y menos si una unidad llegara a descomponerse, porque la perforación y el equipamiento supera los 4 millones 600 mil pesos, según la información que dio la presidente del módulo de riego Número Uno, Lic. Verónica Gómez, durante el recorrido que hizo, acompañada de su equipo de trabajo y los representantes de los medios informativos.
Pero, para motivar a los campesinos que acudan a las asambleas, es necesario que el Gobierno le invierta al campo, a los cultivos, haciéndolos redituables, porque solo así los hijos de los campesinos, que ahora están desilusionados, volverían a mirar a la actividad como una opción de trabajo.
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