Festejan Revolución electoral de Túnez
Agencias
CIUDAD DE MÉXICO.
Casi nueve años después de la primavera árabe, una multitud exultante formada sobre todo por jóvenes volvió a inundar el domingo por la noche la avenida Burguiba, en el centro de la capital de Túnez.
Encendieron bengalas, tiraron cohetes y ondeaban banderas de Túnez y Palestina. Esta vez no celebraban la caída de un dictador, sino una revolución electoral que ha llevado a la presidencia del país a Kais Said, un candidato heterodoxo portador de una promesa de renovación ante una clase política desacreditada.
Aunque las atribuciones del presidente en la Constitución de 2014 están limitadas sobre todo a la política de Seguridad y de Exteriores, Said asegura que quiere impulsar una revolución dentro de la revolución.
Defiende que la democracia parlamentaria debe dejar paso a la democracia directa y para ello pretende potenciar el poder local mediante la reforma de la Constitución.
En cuestiones civiles, Kais Said se niega a despenalizar la homosexualidad y a reformar el sistema de herencia que, como en todos los países musulmanes, penaliza a la mujer. En eso, coincide con el 85% de la población, según las encuestas. Además, Said es partidario de la pena de muerte, vigente en Túnez, pero sujeta a una moratoria desde 1991 que el nuevo presidente no pretende abolir.
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