Por: Raúl Berumen
Mientras miles de mexicanos eufóricos cantaban en el concierto de Rosalía en el Zócalo, a unas cuadras, en una sede alterna al Senado de la República, la aplanadora de Morena aprobó todos los caprichos del presidente Andrés Manuel López Obrador.
México está viviendo tiempos oscuros en la política mexicana, el fondo es forma, y las 20 iniciativas aprobadas “fast track” sin discusión, sin análisis, con la sola votación del “mayoriteo” de los legisladores de Morena, son la mejor muestra que lo que menos importa al partido en el poder, son los mexicanos, sino únicamente hacer todas las maniobras posibles y que rayan los límites de la ilegalidad, con tal de mantenerse aferrados al poder.
Mientras los mexicanos siguen aletargados, mientras las filas de ciudadanos con la mano estirada para recibir su pensión del bienestar, su beca, su “apoyo” sin lineamientos, sin reglas, sin transparencia, Morena seguirá utilizando todos los recursos a su alcance para alimentar la red de votantes que ha ido fabricando desde que llegó al poder y que replican los estados y municipios gobernados por este partido.
Pero este pasado fin de semana, los senadores de Morena dejaron claro que no representan a todos los mexicanos, ni siquiera a sus votantes, solo están para cumplir las exigencias y caprichos de un solo hombre: Andrés Manuel López Obrador.
Un país cada día más militarizado, con más poder para el ejército al darle el control del espacio aéreo, la operación del Tren Maya y la creación de una nueva aerolínea operada por los mismos militares. La eliminación del INSABI, el mayor fracaso de la propia 4T que ha dejado desprotegidos sin atención médica a los mexicanos más necesitados, demostrando que la improvisación y el gobernar con resentimiento sale muy caro al país.
Todas estas reformas se aprobaron en ausencia del bloque opositor, luego del vergonzoso episodio del jueves con una sesión realizada entre jaloneos, arrebatos, manotazos y golpes, ante la falta de acuerdos entre los bloques oficialista y opositor en el Senado.
Para luego sesionar en una sede alterna sin la oposición, sin tablero electrónico, sin acceso a nadie que no fuera aprobado por el propio presidente. Una sesión en lo oscurito, con senadores oficialistas que convirtieron al Senado en una verdadera vergüenza.
*El autor es Licenciado en Ciencias de la Comunicación y director del portal de noticias VOCES.
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