Una importante cantidad de sanluisinos acudieron a los panteones municipales a visitar a sus difuntos en el llamado Día de Todos los Santos, dedicado a recordar a aquellos pequeños que perdieron la vida.
A temprana hora de ayer, en el panteón de la avenida Revolución y calle 40 se podía ver a los dolientes, armados con cubetas, palas, rastrillos, pinturas, brochas y más, para visitar las tumbas.
Los puestos de flores tienen su mayor venta el 2 de noviembre; este jueves ya estaban instalados algunos de ellos, siempre listos a vender una buena cantidad de flores de cempasúchil para adornar las tumbas de tienen, en ese lugar, el descanso eterno.
Lavar la tumba, limpiar la placa, vaciar los floreros y rastrillar todo el terreno son acciones que se repetían una y otra vez en los diferentes sectores del camposanto. Luego llegaba el momento de ponerse a platicar entre todos los parientes que llegaban a visitar a los pequeños difuntos.
“Aquí estamos, venimos a visitar a Dayan y Ailyn, en este día de los muertos chiquitos”, decía doña Lucía, una señora mayor, acompañada de dos jóvenes mujeres que aprovechaban la sombra de un mezquite.
Una buena cantidad de trabajadores ofrecían sus servicios a las familias que preferían evitar la fatigosa rutina de limpieza. Por una módica cantidad, las tumbas quedaban listas para que todos los deudos pasaran algunas horas acompañando a sus «muertos chiquitos».
Los vendedores de flores trataban de acomodar sus puestos para tenerlos listos para la venta grande de este viernes, cuando los panteones reciben a miles de sanluisinos. En el día de Todos los Santos todavía se podían encontrar ramos de flores a un precio accesible.
Los deudos pagaban diez pesos por flor, compraban una docena, también algo de comida y luego se dirigían al interior del camposanto a ser parte de la fiesta tradicional del Día de Muertos que se festeja en todas las localidades de nuestro país.
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