Más allá de los cárteles y la violencia en sí, Hilario Peña encuentra en la novela policiaca una atracción casi sublime.
No es cuestión de modas, y ni siquiera de clichés… Es, como se advierte, una pasión sui géneris.
Nacido en Sinaloa, pero radicado desde hace tiempo en Tijuana, ha publicado una decena de libros en los que ha rendido culto a la novela policiaca y al western.
“… Yo no creo que la novela policiaca sea una mera transcripción de lo que está ocurriendo en este momento (en la sociedad)”, aclaró a NOTICIAS durante un receso del taller sobre novela policiaca que imparte en el lobby del Teatro Río Colorado en el marco del Encuentro Internacional de Poetas Migrantes 2018.
“¿Por qué…? Porque podemos ver que el ‘noir nórdico’ (fenómeno literario mundial suscitado a partir del género), está ambientado en sociedades con índices delictivos muy bajos, sin embargo, sus autores sienten tal pasión por el género que, incluso, ambientan sus historias en esos lugares”, añadió.
En 2009, Hilario publicó “Malasuerte en Tijuana”, una novela que le enganchó en el mundo de los detectives que escudriñan acertijos a manera de homicidios casi imposibles de resolver y de mujeres –“sirenas”, como les llama- capaces de seducir y, al mismo tiempo, conseguir grandes cosas por medio de su belleza.
En sus páginas, Tomás Peralta, alias “El Malasuerte”, vive su génesis como detective…
Pelo rojo, corpulento, atrabancado, no muy brillante, pero sí muy dispuesto a resolver los casos que se le asignan, trasciende de esta primera embestida del autor a “El infierno puede esperar” y “Juan Tres-Dieciséis”, publicados en 2012 y 2014, respectivamente, por el tijuanense.
“… A él, lo presento en esa novela, y ya, en obras posteriores, como ‘Juan Tres-Dieciséis’, lo vemos resolviendo asesinatos, casos específicos de homicidios”, anota tras anunciar que en pocos meses, Editorial Océano publicará un compendio que llevará por nombre “Detective Malasuerte”.
HUELLAS
Peña reconoce que tanto él, como el resto de los escritores mexicanos que le están dando un nuevo aire a la novela policiaca, siguen los pasos de Paco Ignacio Taibo y Elmer Mendoza.
En esa lista figuran Imanol Caneyada, Carlos René Padilla, Iván Farías, Paco Hackenberg, Bef (Hernando Hernández) y José Salvador Ruiz.
De los maestros Taibo y Mendoza considera que en su momento fueron criticados de forma injusta, porque la gente no estaba lo suficientemente educada como para reconocer que lo que hacían no era algo tan burdo como retratar simplemente la realidad.
“… Yo creo que al cabo de los años se entendió que es una expresión artística sumamente sofisticada, es decir, no es algo espontáneo, de que si estamos viviendo una situación de constante violencia en el país, solo por eso vamos a escribir de violencia.
“Realmente no, yo siento que si se escribe de violencia, independientemente del país donde vives, es porque existe esa seducción de la muerte y los temas relacionados con la violencia”, finalizó.
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