Pedro Márquez.-
Como organizadora del evento de recuerdo a su padre Don Ramón Cid Díaz, en ocasión al 30 aniversario luctuoso, su hija, la Profesora Elvira, no pudo seleccionar a mejor orador para que hablara de la Vida y Obra del horcón de la ahora numerosa familia, es decir a su hijo elIng. Vicente Acosta Cid.
Recordó el Ing. que las vacaciones de verano las pasaba en el Rancho, y que la convivencia con el abuelo se complementaba con los paseos que les hacia llevándolos al Pozo en la Parcela de Don Pablo Villa.
Poco más atrás, esos paseos los disfrutaron los primeros nietos “Pancho”, hijo de Alejandra y Ramón, de Librado. Se los ganaban después de cortar y vender sandías, así como de regresar de las parcelas de la Moctezuma, donde también sembraba tomate, chile, maíz y calabazas.
Con claros conocimientosde los hechos porque los vivió, el Ingeniero no solo trajo a sus numerosos primos y demás familia que estuvo presente, así como a invitados que conocieron a su abueloa través de la interrelación que se da en la agricultura, acciones ya conocidas, pero también otras no del dominio publico como el asesoramiento que recibía en leyes por amigos que tenía y que lo visitaban.
Seguramente eran esos conocimientos los que le servían para llevar a cabo sus inquietudes visionarias como fue lo ya conocido, el Canal Sánchez Mejorada, la extensión de los ejidos hacia la parte suprior de la Mesa Arenosa, las Escuelas, etc.
Aunque era de gesto adusto, al tratarlo se mostraba flexible y hasta sencillo y humano, lo que hacia que no pocas personas fueran a platicar e intercambiar proyectos con el.
Por ello, la Profesora Elvira mencionó a personas o familias que ahí se establecieron, como lo fue Hermenegildo Ortega, fallecido recientemente, y su señora Esposa, Doña Félix, formadores de una familia que orgullosamente todos son profesionistas.
Aquí se omitió, involuntariamente, a una persona que para Don Ramón fue muy importante, tanto casi como “El Mere”, me refiero al “amigo Pérez”, bautizado así precisamente por Don Ramón, y era el encargado de la importante porqueriza que tenía bajo los vetustos pinos, como de cortar el maíz y desgranar las mazorcas.
Era virtuoso, tanto que era muy aficionado al alcohol, y en ocasiones se extralimitaba en las cantinas de la Ciudad, por lo que Don Ramón o Librado ya sabían donde buscarlo, en la cárcel, si el lunes no aparecía en el Rancho.
Pero al mismo tiempo que con sus visionarios proyectos contribuía al desarrollo del Valle y de su parcela propia, también formaba una familia que al partir a todos los dejó bien posesionados como ciudadanos destacados.
Todos sobresalieron en el ámbito en que se desenvolvieron, como Librado, que ya falleció, y que prestó sus servicios en la Junta Local de Sanidad Vegetal; Tomás, también ya fallecido, destacó en el terreno político, alcanzando la Dirección de los CERESOS En el Estado en dos ocasiones, y el “Monchi”, que se convirtió en el primer y único sanluisino Director del Ex CESUES.
Para las nuevas generaciones esto es importante, porque la Casa de Estudios aquí nació y solo el Ex Gobernador Armando López Nogales, se preocupo porque el Rector fuera de aquí.
Innegable es la contribución que la profesora Elvira a dado a diferentes sectores, pero sobre todo al área Hidroagrícola, como también al magisterio por haber sido la primera maestra egresada que llega a la Escuela primara Josefa Ortiz de Domínguez.
La Profesora Chuy, también sobresalió en el magisterio, y recientemente falleció víctima de incurable enfermedad.
Finalmente, Alejandra, la mayor, después de cuidar a sus hermanos, formó su familia y laboró en el CERESO local, donde gozó de enorme cariño del personal y reclusos.
Por lo alcanzado como líder y porque sus logros están a la vista, como por la familia que formó, Don Ramón debe estar feliz descansando en su rancho, esperando ahora la celebración de sus 40 años de haber partido, como lo comprometió la Maestra el pasado domingo.
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