A sus 65 años, Alex Lora sigue siendo todo un «Chavo de Onda». Corre en el escenario sin parar, grita, mueve la melena y mienta madres a la menor provocación.
Sin embargo, lo que impulsó la noche del sábado su voz aguardientosa fue más significativo que nunca: El Tri, grupo que lidera, festejó 50 años de trayectoria ininterrumpida.
Desde las 19:57 horas quedó claro que el show en el Palacio de los Deportes pasaría a la historia por la carga anecdótica volcada en cada rola e intervención del rockero al micrófono.
Un ritual azteca con fuego y danzantes con penachos; una semblanza en video de los momentos que han marcado a México y que forman parte del ADN de la banda (como la matanza de Tlatelolco y el asesinato de Colosio); «Las Mañanitas» cantadas por 21 mil almas, y el respeto a la bandera tricolor al entonar el Himno Nacional, le dieron sentido a la letra de «La Raza Más Chida», con la que arrancó la fiesta.
«¡Viva México y que viva el rocanrol!», gritó Lora emocionado, antes de entregarse de lleno a la «Nostalgia» y defender su lugar como el «Perro Negro y Callejero» del rock.
Las groserías, mentadas y albures fueron el lenguaje que hermanó a fans de todas las generaciones, desde adolescentes que simulaban tocar la batería en el aire, hasta rockeros de cabellera blanca y colecciones de arrugas que le hacían la competencia a las de Lora.
El primer invitado de la noche, el boliviano Animal de la Ciudad, prendió a la gente con «Metro Balderas», momento en que el aroma a mariguana empezó a impregnar el ambiente, para que después Alex rematara con una versión bluesera de «Cielito Lindo».
Fiel a su identidad, el rockero lanzó constantemente críticas políticas hilarantes, como cuando simuló que una máscara de Donald Trump le practicaba sexo oral o cuando tundió con todo a los presidentes más polémicos que ha tenido México, a quienes calificó de «epidemia, tranza e imperdonable”.
El desfile de colegas de la banda siguió con el español Cirilo, a quien le falló su micro durante «Mente Rockera»; Panteón Rococó provocó el slam con su rendición de «Chavo de Onda», y Javier Bátiz y José Luis Cordero «Pocholo» contagiaron las ganas de beber gracias a «Oye Cantinero».
Armando Manzanero, quién desconcertó a los fans con una atropellada interpretación al piano de «Triste Canción», le entregó a Lora un reconocimiento a la trayectoria en nombre de la Sociedad de Autores y Compositores de México. Minutos después, la Asociación de Ejecutantes de México también honró al rockero con un premio.
Para cuando el show cumplió tres horas, los fans más enfiestados empezaron a quejarse de la escasez de cerveza en el recinto, aunque se olvidaron de esta demanda cuando sonaron rolas como «Lucila», «Una y Otra Vez» y «Pobre Soñador».
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