Nada que ver con la cara de “hueva” de hace tres años, la suma de varios factores ponen a Héctor “Titilo” Leyva un serio contendiente por la Presidencia de San Luis, a diferencia de su postulación a un cargo de elección pública en el trienio pasado.
Alguien le metió mano a la imagen de este joven profesionista, debo reconocer que me ha sorprendido el discurso firme, la seguridad, el pecho erguido y la frente alta. Elementos que parecieran subjetivos para evaluar el eventual desempeño en el ejercicio público, pero si los agrupamos con otros factores, como la objetividad de propuestas de gobierno, capacidad de responder a señalamientos, visión para implicar todos los sectores de la población en su plataforma de gobierno; y otros que resultan mucho más trascendentales –mediáticamente-, como el uso de los medios de comunicación, una estructura territorial poderosa, luego la unidad inaudita al interior del PRI, la integración de una fórmula electoral de jóvenes profesionistas, más el apoyo de su amiga, la Gobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich, sube a una contienda muy competitiva, y con serias posibilidades del triunfo.
Valiente medida del Titilo Leyva, de evitar la exposición en su campaña de la golpeteada cara del PRI negativo, no es fácil mantener fuera de los reflectores al priismo dinosaurial, inclusive muchos de ellos protagonistas de películas electoreras, que han tenido que morderse un ojo para evitar el desgaste de una campaña fresca y distinta.
Al ex Subsecretario de Gobierno sonorense, le está funcionando la campaña mediática, la que se observa masivamente… pero, ¿y la que no vemos?
El acercamiento cara a cara con la señora de la casa, el obrero, el empresario, el deportista, el agricultor, el profesor… ¿Cómo lo califican? ¿Le ven posibilidades? ¿Le darán su confianza?
En una campaña tan corta de tiempo, es imposible llegar al oído de cada uno de los más de 200 mil habitantes de San Luis, por eso, las alianzas que Leyva Ramírez produzca con los distintos sectores que componen la sociedad, marcarían una importante diferencia en el alcance de su mensaje.
Pero no está solo en este complicado pasaje por la Alcaldía, se necesita mucho más que un buen discurso, más que un pecho erguido y una buena sonrisa… Hay hambre de triunfo en los candidatos punteros, a seguir pedaleando hasta el último segundo del plazo.
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