Con el debido respeto pero, mucho, demasiado poder le dimos los mexicanos en la pasada jornada electoral del 1 de julio, a Andrés Manuel López Obrador y su grupo cercano. Les entregamos el poder ejecutivo, también el legislativo. Les entregamos el país en bandeja de plata.
Se dice que el poder corrompe, y mucho poder podría corromper mucho. Será mucha la tentación que tendrá el próximo gobierno. No porque sean unos “malditos políticos corruptos”, pero por el sólo hecho de ser humanos.
Nuestro sistema democrático necesita de contrapesos. Como resultado del pasado 1 de julio, los mexicanos no se los pusimos. Necesitamos entonces de partidos políticos, fuertes, ágiles y dinámicos, listos para alzar la voz y hacer movilizaciones cuando se note una desviación importante de parte de López Obrador y su grupo cercano.
Los mexicanos necesitamos al PAN, al PRI, al PRD fuertes. En esta ocasión hablaré de los panistas porque creo que cada partido debe reconstruirse de manera diferente para ofrecerle a los mexicanos lo mejor de sí.
El PAN fue secuestrado por el grupo en el poder y eso dinamitó al partido desde su núcleo. El blanquiazul se alejó de sus principios democráticos. Los panistas se hicieron pedazos desde adentro y eso, el partido lo pagó muy caro. En San Luis se fue hasta el tercer lugar, lo que no pasaba desde hace mucho tiempo.
Hace pocos días, en un espacio, yo exigía la salida de David Castillo y su equipo de trabajo, por haber convertido a los panistas sanluisinos en unos agachones, algo que nunca habían sido. Por poner a ese partido al servicio de los mezquinos intereses de su dirigencia nacional. Pedía también que se fuera la dirigencia de Hermosillo y hasta la de México.
Pero no, me doy cuenta de que los mexicanos necesitamos al PAN, lo necesitamos de manera urgente, renovado, reconciliado, reencontrado, reformado.
Hoy me doy cuenta de que el PAN no es de los panistas, es de todos los mexicanos. Es una más de nuestras instituciones. Es una de las columnas necesarias para la construcción de un mejor México.
Los mexicanos necesitamos, urgentemente, que los panistas se hablen de frente, como saben hacerlo, que dialoguen, que discutan, que definan. Que se digan, si quieren, hasta de lo que se van a morir.
Pero que, luego salgan hombro con hombro, listos a trabajar por México y por todos nosotros, los mexicanos. Así como lo hicieron durante las pasadas décadas, en acciones que les costaron acusaciones, persecuciones y hasta la vida.
Panistas, los necesitamos desde ahora mismo para comenzar a recuperar el país. El grupo que llegó al poder tiene todas las intenciones de quedarse. Lo dejó claro cuando llegó al gobierno de la Ciudad de México. Como viejos priístas, saben usar el corporativismo y ahí se enquistaron para no salir más. Así, igualito puede suceder en nuestro país.
Panistas, con el debido respeto pero, apúrenle. Los necesitamos, ya.
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