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¿Quién dibujó así al amor?

En un tiempo y lugar muy remoto, la Asamblea del Amor, compuesta por emociones, sentimientos y todo tipo de virtudes, con gran angustia y en emergencia, se reunió.

Los cuatro principales: Miedo, Alegría, Tristeza y Cólera, presidían esa reunión.

Estando todos reunidos, sin atreverse a iniciar el tema de discusión, con un semblante decaído y fúnebre como siempre, la madre Tristeza expresó:

“Quizás lo mejor sea aceptar esta triste realidad. Mírenlo, yacido e inmóvil en medio de todos nosotros. Aunque es triste aceptarlo, hoy presenciamos la muerte del Amor”.

Cólera y Miedo reaccionaron con sobresalto gritando que eso no podía ser posible.

La madre Alegría, teniendo al lado a sus hijas, Fe y Esperanza, un tanto tambaleante, pero jubilosa, expresó:

“El amor no está muerto, claro que no lo está. Aún hay un poco de brillo en esos ojos que de vez en cuando nos llegan a mirar. Sonrían, pues podemos todos hacer algo para poderlo levantar. Ciencia me ha explicado que amor tiene un corazón lleno de depresión y desilusión”.

“Tenemos que liberarle espacio para administrarle coraje y enojo”, gritó interrumpiendo Cólera.

“Temor y prevención”, externó Miedo.

“Sí, y también júbilo, vigor y pasión”, afirmó Alegría.

“Pero, ¿cómo lo haremos?”, desencajada preguntó Tristeza. Al paso de unas horas y de mucha discusión, con voz segura y que denotaba gran capacidad creatividad, al igual que muchos, presentó su propuesta.

De todas las ideas presentadas, fue la de ella la que recibió mayor aceptación.

Harían un dibujo, cada quien desde su perspectiva mostraría lo que es el amor. Esto seguramente animaría al casi moribundo Amor.

Por supuesto, algunos negativos, como Egoísmo, Pereza, Soberbia y Envidia, afirmaron que de ninguna manera aceptarían tal proposición.

Antes de llegar el tiempo acordado, Impaciencia presentó su dibujo. En él, mostraba líneas y trazos sin sentido, pues como siempre, era tal su desesperación que no tenía lógica la manera en la que quiso expresar lo que para ella era el amor.

Codicia dibujó a una persona rodeada de tesoros y bienes materiales. Qué mejor manera desde su perspectiva de sentirse rodeado de amor.

Éxtasis dibujó a un hombre y a una mujer desnudos, embriagados en amores, sin razonamiento alguno al pensar en brindarse mutuamente amor.

Romanticismo dibujó a un amante sufriendo a la distancia por su amada, dispuesto ante esa realidad a morir de amor.

Lealtad dibujó a un hombre arriesgando la vida, al sostener a un amigo que caía de un acantilado.

Miles de dibujos fueron mostrados al agonizante e inmóvil Amor, pero nada hacía recobrarle aliento de vida.

Con total desgano, al llegar al último dibujo y seguros de que tendrían que aceptar su derrota, un dibujo muy singular se mostró. En él se veían a hombres y mujeres conviviendo en un día que parecía rutinario en una sencilla comunidad. Todos parecían, en la cotidianidad, ser humildes y cultos. En un ambiente de juegos al aire libre, predominaban los libros, el respeto y el trabajo. El dibujo en sí, proyectaba que todos ahí, habían alcanzado la felicidad.

Pero qué cosa tan rara, expresaban todos. Pues Solidaridad, Armonía, Ciencia o Alegría, ya habían presentado sus dibujos.

Como siempre, Cólera, con grandes gritos y sin control reclamó: Pero, ¿quién dibujo así al amor?

Tranquilamente, alguien levantó la mano, era la Razón.

Un ruido sin control al hablar todos a la vez invadió aquel lugar. Tomando la palabra, Tristeza le preguntó: Pero, ¿tú qué sabes del amor?

Respirando profundo, la Razón contestó: “Aunque por todos ustedes soy muy ignorada, soy yo quien los guía y dependen crucialmente de mí. Soy yo quien forma realmente a hombres y mujeres, ayudándoles a alcanzar la verdad en decisiones frías y objetivas. Qué mejor manera de vivir libre de mentiras para entender lo que es la felicidad. Yo ayudo a tener conciencia para llegar a acuerdos comunes para vivir en armonía social. La vida y el amor expresado en el mundo sería imposible sin mí. Soy yo, la razón, el equilibrio de todos ustedes emociones y sentimientos”.

La Alegría, abrazándose del Miedo, con una carcajada terrorífica le interrumpió. Más de repente, el asombro invadió a todos en la reunión, ya que el Amor, al escuchar tal relato, por fin se levantó. Había comprendido que su esencia era más que emociones, sentimientos o virtudes. El saber ésta verdad, representaba un gran antídoto ante la mentira que lo hundía sin piedad. Sabiendo que no tenía por qué seguir siendo guiado tan solo por el sentir, sacó de sí a la depresión y a la desilusión. Mas apenas había liberado tal espacio en su corazón, algunos de los asistentes, como el Impulso, la Pasión, la Envidia, el Egoísmo y la Intriga ocuparon dentro de él, la mayor parte, dejándole un miserable espacio a la Razón.

Desde entonces, erróneamente las personas se guían principalmente por emociones o sentimientos al creer que es eso el amor.

Muy tarde llega en algunos la razón, después de mucho sufrimiento y fracaso, más de lo aprendido hay quienes comprenden lo que es realmente el amor.

Con gran tristeza, la mayoría nunca aprende, se aferran a creer a que el amor es precisamente puro sentimiento o emoción.

Al vivir esa mentira ese falso amor se seca, pues no entienden que virtudes como la fidelidad, el compromiso, el respeto o el honor, son guiadas por la razón. Fundamentales y esenciales para entender lo que verdaderamente es el amor.

 

Nuestro colaborador es Licenciado en Psicología. Consultorio: Av. Revolución entre calles 39 y 40. Teléfono: 653 (12) 1 7161.

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