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Dolor para evitar sufrimiento

Por: Psic. Jesús Alfredo López

Uno de los principales propósitos que he escuchado al hablar con padres en sus más grandes anhelos es el decir: “que mis hijos no sufran”.

Esto representa un deseo muy válido y necesario al pensar en una vida mejor a la de ellos, con mejores oportunidades al estar más preparados, protegidos y amados. Una vida mejor lejos de tantos golpes e injusticias a la que tantos padres no pudieron escapar.

Se pretende lograr una vida ideal para los hijos en un ambiente que busca la felicidad a través de la comodidad, el descanso a través del ocio, la riqueza a través de la soberbia, el conocimiento a través de solo los conocimientos escolares, el avance y la prosperidad a través de decisiones impulsivas, etcétera.

Pero ignoran los padres que la felicidad requiere de mucho esfuerzo, que se trabaja para descansar, que la humildad es una llave a la puerta de la riqueza en inteligencia, sabiduría y en ellas se sustenta el dinero.

Ignoran los padres que el conocimiento que trasciende a cualquier enseñanza escolar tanto a nivel básico, universidad o postgrado, tan solo puede ser adquirido en los valores que se adquieren en el hogar.

Ignoran que para verdaderamente prosperar y avanzar en la vida una gran herramienta es sabiamente saber esperar, la paciencia debe estar alojada en nuestra alma, para saber frenar a las decisiones guiadas por una sociedad impulsiva que tan solo guía a la estupidez y a la mediocridad.

El dolor se asocia con el sufrimiento, ya que ciertamente en un aspecto físico a toda costa lo queremos evitar. Un dolor físico constante en el pesar y en la desesperación de no sentirse plenamente sano, se convierte en un verdadero sufrimiento.

Lo que se ignora es que en el ámbito emocional para evitar que  los hijos sufran, habrán de pasar por  tortuosos caminos que los harán frustrar y llorar. Sendas que los mismos padres tendrán que preparar para que los hijos recorran en medio de su incomprensión y tristeza, lejos de la tan anhelada comodidad.

Para esto es necesaria la disciplina, una de las armas constructivas en el fortalecimiento del espíritu humano, pero también la más ignorada. La única que es capaz de forjar un carácter que al estar acostumbrado a ella, difícilmente se deja quebrantar

Por supuesto que la disciplina duele, pero al ser formativa de ninguna manera debe confundirse con un abuso o dolor sin propósito.

Para infortunio de muchos hijos con padres que a toda costa quieren evitar el sufrimiento porque les dijeron que los disciplinaban cuando contrariamente tan solo de ellos abusaban, una vez que tienen que educar, llevan en su subconsciente un rechazo a la disciplina al asociarla con el abuso que ellos vivieron.

Pensar en que los hijos deben pasar por el dolor para evitar el sufrimiento no está ligado con la consecuencia del castigo o abuso físico ante males comportamientos. Dolor para evitar el sufrimiento significa el respeto a sus necesidades físicas, emocionales, intelectuales, espirituales, etcétera, pero aun en contra de la voluntad de los hijos que por naturaleza aman la comodidad.

Ante un verdadero amor y respeto a los hijos en medio de toda resistencia se les enseña a trabajar desde muy pequeños en el hogar, se les ve llorar al decirles muchas veces “NO” para obtenerlo te tendrás que esforzar y en ello aprender a esperar. Dolor para evitar el sufrimiento significa que en medio de exponerlo de acuerdo a sus capacidades y desarrollo en tareas que lo frustraran, no permitiremos que sea vencido por la desesperación o por el miedo, pacientemente pero también con decisión les ayudaremos a empezar y a terminar.

Dolor para evitar el sufrimiento significa en ser diferente y anormal, en un mundo que confía cada vez más en la tecnología y en lo que falsamente a través de las redes se considera socializar, ya que sin importar los tiempos actuales hay valores que a través de los milenios han demostrado su gran efectividad, que nuestros hijos aprovechen lo mejor de la modernidad, pero esto solo es posible al ser guiados por valores como la paciencia, el esfuerzo, la gratitud, el respeto y la fe.

Cuando aplicamos la disciplina en la vida de los hijos muchas veces literalmente los veremos sangrar, al perfeccionarse en un hábito, arte o deporte, pero es en lo paradójico lo que evita los peores dolores físicos y mejor aún los peores sufrimientos. Es solo a través de la disciplina cuando es posible al conocer el esfuerzo lo que por uno mismo  es capaz de crear.

Sí, el ser creativos nos conecta con la gratitud, el gozo y amor propio, a la familia y al mismo creador. Todo lo contrario a los hijos que reciben una vida sin esfuerzo alguno, donde en medio de tanto lujo nunca saben verdaderamente lo que es ser amados o amar.

Si quieres que tú hijo te supere y tenga una vida con un futuro mejor, para eso será necesario el planear una estrategia, en la cual estará presente el dolor formativo. El mismo que incomoda e inicialmente hace llorar, el mismo que al dominarlo conduce a grandes sonrisas y a la felicidad. Lejos de amedrentar el espíritu, el dolor formativo  prepara un carácter para enfrentar  grandes sufrimientos que en definitiva en toda vida se han de presentar. El mismo que condujo a Newton, Einstein, Tesla, Marie Curie, Henry Ford, etcétera, a no darse por vencidos, a gritar de júbilo ante sus grandes logros que fueron posibles al no darse por vencidos ante la monstruosa adversidad.

 

El autor es Licenciado en Psicología. Consultorio: Av. Revolución entre calles 38 y 40. Teléfono: 653 (12) 1 7161.

 

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