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Facebook, la puerta del adulterio

Por: Psic. Jesús Alfredo López

Como ya era toda una costumbre después de una concurrida y agitada reunión política, que más que nada era social, mi amigo Román y yo  terminaríamos con una plática muy seria en la que, una vez más, me expondría algo nuevo de su dolor. El mismo que no aparentaba, ya que era por todos considerado como un joven muy alegre y social.

Estábamos sentados en la sala de su casa, él tenía en la mano un vaso de vidrio con tan solo hielos, sin dejarlos de observar, me preguntó:

─ “¿Tú crees que Facebook sea una gran causa para el adulterio?”.

Serio, aun mirando los hielos, hizo una pausa de silencio, era evidente mi turno para responderle.

Más al ver mi amigo que su pregunta me dejó tan solo pensativo, él prosiguió:

─ “Cada vez son más los desdichados al igual que yo, los que dicen que la peor herida a su alma, la recibieron ante un adulterio que empezó y se desarrolló a través de Facebook”.

Tomó con su mano uno de los hielos del vaso, y con su mirada me hizo ver que esperaba de mí una respuesta.

Sabía que necesitaba ayudar a quien se estaba convirtiendo en un gran amigo, así que sin estar muy seguro de mis palabras, empecé a hablar.

─ “Con honestidad te digo, son muchos mis defectos de carácter y mi muy poco honor en el amor, más nunca he recurrido a ese puente de acceso a la intimidad donde todo suelen ser máscaras, donde las personas tan solo muestran lo mejor de sí en un mundo meramente superficial”.

Haciendo ahora yo la pausa, esperaba de él un comentario.

Respirando un tanto lento y profundo pude notar que trataba de contener el llanto, inclinó su rostro sosteniendo con su mano derecha su frente, después de unos segundos aún sin levantar el rostro, empezó a hablar.

─ “Una mujer a través de esa red me lanzó el anzuelo, pasamos de pláticas cotidianas hasta llegar a un jugueteo que no paró hasta convertirse en adulterio”.

─ “¿Es por eso que tu matrimonio acabo?”, sin pensarlo, le pregunté.

─ “Fue por esa maldita distracción donde tantas imágenes sensuales y frases exóticas robaron toda mi atención a la mujer que prometí amar y cuidar siempre.

Ya sin poder aguantar el llanto, Román me preguntó.

─ “¿Tú crees que si Facebook no existiera, mi matrimonio seguiría vivo?”.

─ “Son tantas cosas las que nos impiden saber amar, empezando por el ejemplo de nuestros padres, la falta de compromiso que perdemos precisamente por vanas distracciones, también está la eterna inmadurez y sobre todo creo que el matrimonio que vivimos con nuestros propios demonios y conflictos no resueltos, eso es lo que principalmente lleva a las personas al adulterio”, le contesté, dándome una respuesta que yo mismo desconocía.

Sin importarle tener el rostro lleno de lágrimas, mi amigo prosiguió con su plática.

─ “Durante mucho tiempo me pregunté si Facebook era el culpable de mi adulterio, hasta que ciertamente un terapeuta me dijo que el adulterio siempre ha existido, que son precisamente otras debilidades personales las principales causas de este terrible mal, hoy tu vienes a confirmarlo”.

Levantándose de la sala donde nos encontrábamos, me daba la señal de que nuestra plática había terminado.

─ “Has lo que tengas que hacer, ¡pero logra que ella te perdone!”, sin levantarme y con un tono desesperado le indiqué que yo aún no quería cerrar con nuestra charla.

Poniéndose las manos en la cintura, con la mirada ida y pareciendo similar a una estatua, me contestó.

─ “El gran problema es que soy un cobarde, ella estuvo dispuesta a perdonarme si yo la perdonaba a ella, ya que la ingrata en su gran dolor me hizo exactamente lo mismo. Caímos estúpidamente en un adulterio cruzado, algo que por más que quiero superar ha sido imposible al ser consumido en un egoísta infierno de celos”.

Al ver una vez más el rostro de mi amigo, pude comprender que por más que la amaba, su dolor y egoísmo se interponían para recibir y otorgar el perdón. Un regalo tan cercano e infinitamente lejano para recuperar su vida y a su gran amor.

(Extracto de mi próximo libro “La venganza de los ninis”).

 

El autor es Licenciado en Psicología. Consultorio: Av. Revolución entre calles 38 y 40. Teléfono: 653 (12) 1 7161.

 

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