Por: Psic. Jesús Alfredo López
Durante cada periodo vacacional, hay personas, matrimonios o familias, que ponen toda su esperanza de restauración es este descanso y aventura que los sacará de la rutina, y pareciera tener el mágico poder para librarlos de la aflicción del día a día.
Las personas, con gran expectativa y esperanza, empiezan sus vacaciones con el autoengaño de que este tiempo solucionará los grandes conflictos que les afligen en su vida diaria.
Lejos de centrarse en las soluciones, prefieren pensar que los problemas, al vacacionar, también se irán a disfrutar de tiempo libre, por lo cual se distraerán, entrarán en el mundo de la felicidad y, por lo mismo, se desvanecerán, pero contrariamente los problemas no tienen vacaciones.
Es por eso que si un matrimonio, como nunca en sus vacaciones hace el amor, si familiares como nunca conviven, ante la falta de bases de una estable relación, muchas veces lo único que genera es una bomba de tiempo que estalla ya sea después o durante ese destino vacacional.
La verdad no puede ser eternamente ignorada o encapsulada, siempre se descubre, por lo cual ante las falsas expectativas son muchos los que regresan a sus hogares inmersos en una terrible frustración, llenos de culpa, agotamiento o resentimiento por no haber logrado el ser felices.
Debido a que el autoengaño se prolongó, al igual que la falta de soluciones, los problemas suelen ser mucho más grandes, numerosos e intensos que antes de las vacaciones.
Es crucial para evitar una gran caída anímica, centrarse en expectativas realistas y logrables ante la gran aventura de vivir en el día a día. En el mismo que no elige un destino vacacional asombroso, sino más bien elige formar un destino en la aventura continua de saber vivir y convivir con los seres queridos.
En las vacaciones no se encuentra un descanso, simplemente se sale de la rutina, el no entender este principio genera un cansancio y agotamiento mayor.
Por ello, es crucial entender que en el trabajo rutinario del día a día es cuando se encuentran las bases para el verdadero descanso.
Pero ¿en qué se trabaja? Se trabaja en saber convivir y soportarse mutuamente en comprensión y ayuda para el sano mantenimiento de una casa y de un hogar. Se trabaja en inversión de tiempo para conversar, escuchar, jugar, estudiar y lograr un real conocimiento con respeto entre los seres queridos.
Otro factor crucial es comprender que hay dos tipos de rutinas, la primera es la típica rutina que todos encontramos como negativa, ya que es una rutina sin visión. Esta define una vida predecible, conformista, triste y aburrida. Por lo cual, de no controlarse, cualquiera desea desesperadamente huir de ella, muchas veces de manera impulsiva la forma es vacacionar, aunque al hacerlo sin sustento de estabilidad el resultado es totalmente negativo.
La segunda rutina es la que está guiada por una visión, la misma que establece los grandes cambios de la vida en una vida ordenada, estable y que no se aburre o entristece por estar haciendo aparentemente lo mismo. Ya que en la perseverancia de una vida disciplinada y agradecida dentro de lo predecible esta la gran aventura del cambio.
Imaginemos que precisamente por ser una persona o familia tan estable, se es candidato para viajar por el mundo portando un gran valor de una empresa o institución que ha sabido en quien confiar. La vida misma confía y pone los valores en manos de las personas sanas y estables, los rutinarios con visión, los mismos que en ese tipo de vida aparentemente predecible dirigen su vida a las grandes aventuras y cambios asombrosos de su destino.
Los problemas no tienen vacaciones y solo los responsables los afrontan en la adecuada rutina con visión del hogar, lejos de huir a un destino vacacional, se enfrentan y se solucionan para que una vez llegadas las vacaciones se viaje sin carga o peso extra.
Con las grandes posibilidades de en verdad saber vivir o disfrutar, pues el gozo ha empezado en lo adecuado de un trabajo personal y familiar que lleva verdaderamente al gozo y al descanso.
*El autor es Licenciad en Psicología. Consultorio: Av. Revolución entre calles 39 y 40. Teléfono: 653 (12) 1 7161.
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