Por: Raúl Berumen
A principios de esta semana, la alcaldesa de Tijuana, Monserrat Caballero, dio a conocer que vivirá en el cuartel militar del 28 Batallón de Infantería tras recibir amenazas.
Previamente, a mediados de mayo uno de sus escoltas había sufrido un atentado donde afortunadamente solo fue lesionado por el impacto del vidrio del vehículo en el que se encontraba. Pero desde entonces las amenazas a la alcaldesa no han cesado.
Por eso la decisión de la alcaldesa de vivir dentro del cuartel militar, es parte de una sugerencia de los mismos jefes militares en Tijuana, invitación que desgraciadamente no puede recibir un ciudadano común.
Pero que la alcaldesa tenga que irse a vivir a un cuartel militar, o que el alcalde de San Luis Río Colorado, Santos González Yescas, tuviera que dormir durante un tiempo en Arizona, por la inseguridad en la ciudad fronteriza sonorense que gobierna, hasta que fue exhibido, nos deja claro el grado de desamparo que vivimos los ciudadanos de a pie.
México se ha convertido en el país del horror, zonas enteras en diferentes estados de la República padecen del terror, ciudades y comunidades controladas por los grupos delictivos, ante la incapacidad o complicidad de las autoridades. México el de las fosas clandestinas, el país de las miles de muertes violentas, de los desaparecidos. El país de los secuestros y extorsiones.
Sonora no es la excepción y la delincuencia organizada parece mejor organizada que las propias autoridades, por eso resultan alarmantes las sugerencias del gobernador Alfonso Durazo a los migrantes de evitar la zona de Sonoyta-Caborca, debido a los grupos delictivos que controlan la zona.
Poco faltó para que ese mismo mensaje lo enviara a los residentes de esos municipios “eviten vivir allí y dejen trabajar a los grupos delictivos, por favor no molestar”, debió agregar.
Quizás solo así se entiende lo expresado por el propio presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, cuando el pasado 29 de mayo se atrevió a decir que los integrantes de los diversos grupos de la delincuencia organizada respetan a los Siervos de la Nación.
“Hay casos en donde detienen a alguien, algún grupo de la delincuencia y usan, un chaleco y se identifican y los respetan”, declaró AMLO.
Ahora no resulta extraño que el líder de Morena en Tamaulipas gritara eufórico: “¡Arriba el Cártel del Golfo, putos!” en diciembre del 2021.
*El autor es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UABC y director del portal de noticias VOCES
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